HAMMAM: Obra de danza contemporánea se desplaza como la niebla entre Valparaíso y Biobío

2024-09-14
Función de HAMMAM en la Ex Cárcel - Parque Cultural de Valparaíso

La obra de danza contemporánea HAMMAM se presentó en el Parque Cultural de Valparaíso — Ex Cárcel y en el Teatro Biobío, siendo escenarios significativos de cada región. Las funciones y laboratorios se enmarcaron en la Circulación Nacional 2024 de HAMMAM, financiada por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de Las Artes Escénicas, Convocatoria 2023.

La palabra árabe «hammam» significa 'esparcidor de calor', y se refiere a los baños de agua caliente y los espacios sociales que invitan, colectivamente, a limpiar el cuerpo y el espíritu mediante el vapor y el agua. HAMMAM es un proyecto coproducido por NAVE Centro de Creación y Residencia, y financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes de Chile, Convocatoria 2019.

El equipo está conformado por Javiera Peón-Veiga, Directora artística; Claudio Muñoz, Intérprete; Antonia Peón-Veiga, Diseñadora de iluminación; Rodrigo Sobarzo, Diseñador sonoro; y Natalia Ramírez Püschel, encargada de la documentación.

Sobre el proceso creativo, Javiera Peón-Veiga, directora, señala que “ha sido muy colaborativo, marca otra manera de trabajar para mí. Co-creamos, escribimos mucho en el encierro de la pandemia y hemos ido abriendo espacios de laboratorio y experimentación, encontrando distintas maneras de salir a lo público”, lo que refuerza Claudio al destacar “la forma de trabajo de Javiera. Ella es capaz de seleccionar o identificar una zona de interés y desde ahí dar espacio abierto a todo lo que pueda ocurrir”.

“Este fue un proceso favorecido por el embarazo de Javiera y Antonia durante la pandemia, proceso realmente lento. El agua tiene su ritmo, su tiempo de cocción, de calentura, de evaporación, el tiempo del descanso. Una herramienta clave del proceso creativo que define lo que es hammam es el respeto al fenómeno, al propio tiempo del fenómeno, el agua y sus cambios de estado”, añade Claudio Muñoz, intérprete.

La experiencia de Rodrigo Sobarzo, diseñador sonoro, fue permeada “por lo digital. La pandemia y el trabajo remoto condicionaron todo el proyecto. Escribir era nuestra manera de interactuar, luego apareció lo sonoro y generamos cápsulas que fueron nuestro vehículo cuando todavía no se podía asistir al teatro. Cuando pasamos a lo presencial fue todo muy expedito, los roles desdibujados fueron apareciendo y empecé a escuchar todo lo que habíamos producido sonoramente, tomando decisiones sobre lo que funcionaba y lo que no”.

Antonia Peón-Veiga, diseñadora de iluminación, dio rienda suelta a la imaginación; “probamos en escena cosas muy vivas, la mezcla entre el vapor, las personas, la iluminación, es como si el vapor fuera un personaje más, construyendo y modificando en la medida que transcurre la escena. Aparece un arcoíris, remitiendo naturaleza y espacio devastado. El agua en el piso, derrame de petróleo, tornasol. Me inspiré mucho la música, aparece el humedal, una luz blanca, pareja, de amanecer, el vapor en suspensión en el espacio, una sensación pantanosa. Trabajar con Javiera ha sido muy de la guata, innato, me imagino que por el hecho de ser hermanas las cosas se dieron de forma natural, bien armónico”.

Natalia Ramírez Püschel, encargada de la documentación, recalca que “la documentación se plantea desde una práctica que implica dinámicas de integración dentro del equipo, entendiendo integración como una experiencia que significa encuerpar lo que significa el proyecto. No solo se encuerpan los artistas sintientes del proyecto, sino que el cuerpo del proyecto mismo, a través de la síntesis, la metacognición, un espacio delirante, especulativo, abierto, más poroso”.

“Contemplamos dos sistemas de filtros, nubes y atrapanieblas. Las nubes son elaboraciones tipo corriente de la conciencia, a través de diferentes materialidades, visuales, hojas, escrituras simultáneas. Luego abordamos el atrapaniebla, pensando en la captura del agua de niebla que por gravedad se acumula y cae, así se genera agua nueva de pensamiento, que vamos recolectando. Esa recolección fue material con el que fuimos lenguajeando y escribiendo cápsulas sonoras. La metodología partió de algo análogo y luego se transfirió a lo digital, construyendo una editorialización de recursos para el proyecto”, comparte Natalia.

Javiera cierra: “La experiencia en Valparaíso y Concepción fue muy enriquecedora, sobre todo para constatar cómo la obra HAMMAM habilita un espacio donde los públicos hablan, se autoorganizan, y expresan sus deseos, vínculos y relaciones con los elementos de manera muy singular cada vez. Los laboratorios también fueron espacios de descarga, recarga, revitalización. Fue muy bonito estar en contacto con las aguas oceánicas en esa gran bahía de Valparaíso, y en Concepción se bañadas por la tormenta, el temporal, los vientos que casi logran que las funciones no se realicen. El Río Biobío nos acompañó muy de cerca, lo invocamos en las presentaciones y los laboratorios”.

Para más información sobre los artistas de este proyecto visita el sitio web https://estoesunhammam.com/ y sigue la cuenta de Instagram @estoesunhammam.

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